“Severance” es la serie que promete hacernos dejar de sentir nostalgia por “Lost”

Sin más preámbulos, “Severance” (Apple TV +) transcurre en su mayor parte en las blancas e interminables oficinas de la empresa Lumon. Los que trabajan en los distintos departamentos de la firma han aceptado dividir-separar sus mentes o autociencias en dos. De manera que cuando entran a Lumon se olvidan de su personalidad “civil” y cuando salen de las oficinas también pierden la memoria de lo que han hecho en sus horas de trabajo.

El resultado es que cada persona en el fondo contiene dos vidas que no se tocan entre sí. Una sólo sabe que la otra existe, pero desconociéndola en realidad.

Uno de los principales síntomas que revelan el grado de penetración de una serie en la sociedad actual son las teorías que se tejen alrededor.

Sitios especializados como “Screen Rant” ya publicaron artículos donde se desmenuzan las 10 teorías más impactantes acerca de lo que verdad sucede en “Severance”. Todas imaginadas por sus lectores. La serie invita al divague.

Los oficinistas ingresan a su sector y de inmediato comienzan a capturar en una pantalla retro de computadora números “tristes”, “horrorosos”, y otros que generen preocupación bajo su mirada. Es un misterio el cómo es que los empleados definen qué números corresponden a cada categoría. Una vez atrapada la cifra se la ubica en un compartimiento digital. Así hasta el infinito.

Se puede deducir que es un trabajo regular que concluye a las 17, sin horas extras. Que al parecer, al menos en el caso del protagonista, Mark Scout, le pagan lo suficientemente bien como para tener una linda casa.

Lo demás es un gran rompecabezas que la audiencia debe ir armando por su cuenta. Pero no es sencillo.

Los trabajadores están allí porque su otro yo –el civil, el que está afuera — así lo decidió voluntariamente. La increíble separación de vidas ha sido acordada de antemano bajo contrato. Mark, por ejemplo, lo hizo para poder dejar de pensar en su esposa fallecida en un accidente.

Justamente es Mark quien comienza a ser expuesto a la duda por la deserción de un amigo interno que lo contacta.

El nudo tiende a aflojarse. En el medio hay un departamento de cabras (si, cabras), un laboratorio de regaderas (si, regaderas), una habitación poblada de pinturas de un solo autor (alguna con escenas sangrientas), una habitación poblada por figuras de cera y la intriga rociándolo todo, todo, todo.

¿Son los trabajadores de Lumon parte de un experimento como ratitas de laboratorio? ¿Refinan datos en los propios cerebros o en los de otras personas? ¿Forman parte de un mundo muy adelantado en el tiempo y su vida es una construcción digital?

Las respuestas pueden que estén allá afuera o más adelante.

Con Adam Scott, Zach Charry, Britt Lower, John Turturro, Christopher Walken y Patricia Arquette, entre otros.

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